Tradicionalmente el diseño se ha centrado en el consumidor, cómo no si es el que pone el dinero. Pero esta visión tiene un problema y es que lo que nos define no es lo que consumimos sino lo que somos, ante todos somos humanos. Cada vez más individuales y empresas son capaces de ver este hecho fundamental, cambiando el paradigma actual.
El Human Centricity Approach nos dice algo básico, algo tan básico que a menudo se nos olvida. Y es que al final los usuarios de los objetos y experiencias que diseñamos no son receptores pasivos sino personas reales que interactúan y aportan su feedback y puntos de vista personales.
La empatía es la clave
Cuando ponemos al humano en el centro de nuestro diseño ocurre una cosa bastante curiosa. Los resultados pasan de ser expresados en medidores objetivos (ventas, números de visitas a tu web…) a medidores subjetivos (satisfacción, experiencia de marca…).
Para poder hacer uso de estos nuevos medidores la empatía es clave, tenemos que entender qué sienten nuestros usuarios antes, durante y después de interactuar con nosotros. Herramientas como el buyer persona nos ayudarán a sumergirnos en su psicología y entender qué le gusta o qué necesidades insatisfechas tienen en su día a día y qué necesita de nosotros a nivel emocional.
Al final si lo hacemos bien el usuario sabrá sentir el aprecio que le tenemos. A todo el mundo le gusta sentirse valorado y esto se traducirá en fidelización y recomendaciones.